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El año sin verano
CARLOS DEL AMOR
(8 frases)
Un día no supo nombrarlo, no le salió ese Honorio que tenía gastado de tanto usarlo. Se quedó quieta, paralizada, y apretó los ojos buscando en el armario de recuerdos que con paciencia había ido construyendo. En ninguna leja, en ninguna balda, en ningún cajón halló a Honorio, ni a los dos hijos que habían traído a este mundo y que empezaban a dejar de existir para ella. Sí se cruzó con su madre, con su tía, con la profesora que le había enseñado a leer comprendiendo, que no es lo mismo que leer a toda prisa, le dijo. Encontró un día en la playa en el que se quemó la piel y el sabor del helado de turrón que le compraba su padre cuando los dos paseaban hasta la hora de la cena.
- No compres nada a la niña, que luego no me cena – decía siempre su madre. Y su padre sonreía y le guiñaba el ojo.
Encontró hasta ese guiño. Se cruzó con el hombre que ahora de espaldas estaba en la cocina preparando la comida, pero no con su nombre. Empezó a llorar, a temblar, le invadió un frío imposible de apaciguar. Honorio se dio la vuelta y la sonrisa que le quería dedicar se borró tan rápido que no llegó a ella. La abrazó y la apretó.
- No sé cómo te llamas. Te he encontrado dentro de mí, y debo quererte, pero ni siquiera sé tu nombre.
- Soy Honorio, cariño, siempre seré Honorio, y te lo diré las veces que sean necesarias, cada minuto, cada segundo, cada instante. No te vas a olvidar de mí.
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Enviada por 441 hace 10 años
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Nuestra Señora de París
VICTOR HUGO
(41 frases)
—Por favor —suplicó— ¡si tenéis entrañas no me rechacéis! ¡Te amo! ¡Soy un miserable!
¡Cuando pronuncias ese nombre, desventurada, es como si triturases con tus dientes todas
las fibras de mi corazón! ¡Por favor! Me voy contigo al infierno si vienes de allí. El
infierno en donde estés será mi paraíso, pues tu presencia es más encantadora que la de
Dios. Dime, ¿no me amas? El día en que cualquier mujer llegase a rechazar un amor
semejante, habría creído que las montañas se abrirían. ¡Oh! ¡Si tú quisieras...! ¡Podríamos
ser tan felices! Huiríamos. Yo te ayudaría a hacerlo. Podríamos ir a cualquier lugar.
Buscaríamos en la tierra el lugar más luminoso, con más árboles, con cielo más azul.
¡Nos amaríamos, nos entregaríamos nuestras almas y nuestra sed de nosotros mismos
sería tan insaciable que la calmaríamos en común en la copa inextinguible de nuestro
amor!
La muchacha le interrumpió con una risa terrible a hiriente.
—¡Fijaos, padre, tenéis sangre en las uñas!
El sacerdote se quedó petrificado durante algunos instantes, con la vista fija en sus
manos.
—Pues entonces —prosiguió el clérigo, con una extraña dulzura— ultrájame, búrlate de
mí, abrúmame, pero ven conmigo. ¡Apresurémonos! Te repito que es para mañana. Es el
patíbulo de la Grève, ¿recuerdas? ¡Está ya preparado! ¡Es horrible, verte marchar en esa
carreta! ¡Por favor, nunca había sentido como ahora todo lo que te amo! Podrás amarme
quizás después de haberse salvado y no me importa que puedas odiarme tanto tiempo como quieras, pero ven, por favor. ¡Es mañana! ¡Mañana! ¡La horca! ¡Tu suplicio!
¡Sálvate! ¡Apiádate de mí!
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Enviada por 23 hace 9 años
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Campo de sangre
MAX AUB
(2 frases)
—Ni García Prieto. Ni Prieto. Digo —¿me oyes?—: odio a la mentira. Digo: odio a los sofistas. Digo: odio los silogismos. Odio vuestras consignas, las que aceptáis sabiéndolas falsas y estáis dispuestos a defender hasta la muerte, no por lo que digan, que tanto os da, sino por quien os ha dicho que las sostengáis. Crees en lo que te dicen, sin creerlo. Tienes papa, que profetiza sobre el color de los zapatos, los comedores populares o el último discurso de Negrín. Tenéis un papa para cada cosa y para cada día. A veces dais sensación de párvulos.
—Todo lo que quieras, pero es la única manera de ganar la guerra. No se me oculta mi ingenuidad, pero toda esta mentira que te choca se convierte en norma de ejércitos. Los nuestros luchan por la tierra: ésa es su verdad; por las fábricas. El tremendo daño de los otros es que luchan por unos principios nebulosos. De nuestro lado me basta con mi carpintero, mi albañil. Saben y tiene fe. La fe y la acción son una misma cosa. Cuando falta la fe y queda sola la inteligencia, las épocas degeneran. La inteligencia es una fuerza pasiva, agrícola. Sólo la fe empuja. A veces el hambre: la fe, hambre que no se sacia.
—No lo diría mejor Cuartero.
—Toda fe sin acción no es fe, sino caparazón. La inteligencia sin fe se reconcome, gongoriza y muere matando. Demasiados absurdos en este mundo para que la inteligencia pueda mantener el hombre en tensión. La inteligencia divide, enfrenta, cristaliza, pero en ningún momento engendra más que espejos o escepticismos.
—Por eso tu partido le tiene tanta prevención a los intelectuales...
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Enviada por 23 hace 9 años
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Balzac y la joven costurera china
DAI SIJIE
(1 frases)
Nos acercamos a la maleta. Estaba atada con una gruesa cuerda de paja trenzada, anudada en cruz. La liberamos de sus ataduras y la abrimos silenciosamente. En el interior, montones de libros se iluminaron bajo nuestra linterna eléctrica y los grandes escritores occidentales nos recibieron con los brazos abiertos: a su cabeza estaba nuestro viejo amigo Balzac, con cinco o seis novelas, seguido de Víctor Hugo, Stendhal, Dumas, Flaubert, Baudelaire, Romain Rolland, Rousseau, Tolstoi, Gogol, Dostoievski y algunos ingleses: Dickens, Kipling, Emily Brontë…
¡Que maravilla! Tenía la sensación de que iba a desvanecerme en las brumas de la embriaguez. Sacaba las novelas de la maleta una a una, las abría, contemplaba los retratos de los autores y se las pasaba a Luo. Al tocarlas con la yema de los dedos, me parecía que mis manos, que se habían vuelto pálidas, estaban en contacto con vidas humanas.
- Esto me recuerda la escena de una película- me dijo Luo-, cuando los bandidos abren una maleta llena de billetes…
- ¿Qué sientes? ¿Ganas de llorar de alegría?
- No. Sólo siento odio.
- También yo. Odio a todos los que nos han prohibido estos libros.
La última frase que pronuncié me asustó, como si algún oyente pudiera estar oculto en algún lugar de la estancia. Semejante frase, dicha por descuido, podía costar varios años de cárcel.
-¡Vamos!- dijo Luo cerrando la maleta
- ¡Espera!
- ¿Pero qué te pasa?
- Estoy indeciso…Reflexionemos una vez más: el Cuatrojos sin duda sospechará que somos los ladrones de su maleta. Si nos denuncia, estamos jodidos. No olvides que nuestros padres no son como los demás.
- Ya te lo dije, su madre no se lo permitirá. De lo contrario, todo el mundo sabrá que su hijo ocultaba libros prohibidos. Y nunca podrá salir del Fénix del Cielo.
Tras un silencio de algunos segundos, abrí la maleta.
- Si sólo cogemos algunos libros, no lo advertirá.
- Pero quiero leerlos todos – afirmó Luo con determinación
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Enviada por 23 hace 9 años
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La historia de mi mujer,
MILÁN FÜST
(1 frases)
No somos asustadizos, la muerte no nos preocupa mucho. Ya por el solo hechos de que no apreciamos demasiado la vida. Mi amado padre, una media hora antes de morir, se expresó del siguiente modo:
-Estoy hastiado de esto, pero muy hastiado. –Y dejó a un lado el periódico que tenía entre sus manos. Y después incluso corrigió sus propias palabras-. Estoy hastiado de vosotros. –dijo con todo pragmatismo.
Y poco después falleció piadosamente.
Porque así somos nosotros. No nos gusta vivir, somos pesimistas, permítaseme escribirlo aquí, y con el mismo término, soy pesimista, si bien no en el sentido en que lo entienden los filósofos. Mucho más sencillo.
-¿Has visto alguna vez un lechón? –Me preguntó mi padre en una ocasión-. ¿Y bien? Es un animalito suave, y a este animalito se acercan seres extraños que lo toman en sus manos, que se lo quieren comer: entonces está claro que chilla. Y ésa también es tu tarea en la Tierra –me alentó muy amistosamente el anciano caballero.
Sí, esa es mi tarea y la tarea de mi alma. Pues de que el ser humano no lo tiene bien aquí en la Tierra jamás me ha cabido duda alguna. No es sólo mi opinión, es una opinión que llevo en la sangre. Que este mundo es una amarga broma, y ser hombre una infamia. Porque en el mundo se abusa del alma que se le ha dado al ser humano, se le engaña y se le llena de ilusiones con todo género de promesas. ¿Cómo expresarlo? El hombre acarrea con la importancia de la existencia, es más, con la pretensión de la eternidad, ¿y cuál es su destino? El miedo y la huida, el horror al peligro de la muerte desde el primer instante de la existencia, ¿hay alguien que pueda entenderlo? ¿Que este pequeño fuego que se ha recibido prestado amenace sin cesar con la extinción? ¿Y qué debo pensar del resto? Hago acopio de mis recuerdos como un acumulador, de los cuales sin embargo pierdo una parte, mientras que la otra se transforma, la distancia y el tiempo van modificando su forma y nadie sabe nada de todo eso. De manera que ésa es mi propia historia, sobre la cual nadie tiene noticia, y ni yo mismo me la creo al final. Y eso, además, tampoco es suficiente. Pues a fin de cuentas uno quiere un pelín más, luego más y más, mi deseo es insaciable… ¿Y no es igual que cuando uno bebe demasiada agua? Ya podría uno pegarse un tiro de tanta agua que ha bebido y aún tendría sed. En una palabra, al alma le resulta incomprensible este mundo, aquí quiero desembocar, en que el mundo no es la patria del alma, porque lo que hay en el mundo es diferente de lo que el alma esperaba y deseaba… Pero entonces, si el mundo es extraño para el ser humano, ¿para quién es apropiado?
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Enviada por 23 hace 9 años
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